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Modernidad y blanquitud (2010) 

(Reseña al libro de Bolívar Echeverría)

 

Gustavo García Conde

 


Modernidad y blanquitud contiene doce ensayos con distintas temáticas. Los primeros preparan y ponen a prueba el concepto de blanquitud, pero también presentan aspectos en torno a una definición de la modernidad. Los tres últimos tratan el tema de la identidad barroca, característica propia de la identidad de América Latina. Los ensayos restantes tratan diversas cuestiones, entre ellas, el tema del arte y las vanguardias artísticas. Se reflexiona sobre el “arte-postaurático” en Walter Benjamin. Se plantea una reconsideración sobre algunos aspectos en Jean-Paul Sartre, en donde también se encuentran algunas reflexiones importantes en torno a Heidegger. Además, Bolívar Echeverría entrega un pequeño apéndice con ocho apuntes sobre la lógica de subsunción que rige entre la “forma natural” de la vida social y la “forma de valor” capitalista. Finalmente, entre otros tantos temas, el libro re-examina el concepto de izquierda y contiene también una reflexión sobre el año del 68 en México.

Este libro de Bolívar Echeverría es descollante. Presenta ensayos que —a excepción de algunos cuantos— fueron elaborados en los últimos seis años. Todos ellos contienen temas actuales que, sin embargo, la jerga filosófica tradicional no puede tratar porque es ciega ante ellos, y cuando lo pretende hacer sólo puede ir a tientas. Pero Echeverría logra superar esta dificultad gracias a la adopción de los términos de Karl Marx sobre “forma natural” y “forma de valor” —o valor de uso y valor mercantil—, los cuales resultan ser el núcleo esencial en las obras de Echeverría.

Desde el título mismo que da nombre a este libro y una vez comenzada la lectura, el lector se dará cuenta de que hay un tema que mueve predominantemente la reflexión de Bolívar Echeverría: el tema de las distintas identidades naturales-concretas de los seres humanos que en esta vuelta de siglo son arrasadas por la modernidad capitalista.

Con el objetivo de pensar esta problemática, en Modernidad y blanquitud, Echeverría presenta dos ensayos con una temática particular; pero que son producto del despliegue de temas pensados por él con anterioridad. Algunos de estos temas se encuentran anunciados en el libro anterior a éste, Vuelta de siglo, pero sólo hasta ahora son tratados ampliamente.

Escritos con soltura y una densidad propia, estos peculiares textos se titulan: “Imágenes de la blanquitud” y la “Modernidad americana”. En estos ensayos, Bolívar Echeverría reflexiona el aparecimiento de fenómenos preponderantes —que bien podrían ser característicos del siglo XX—, es decir, la presencia de una americanización de la modernidad y el aparecimiento de un nuevo rasgo identitario de orden artificial y funcional: la blanquitud.

Estos temas son originales en su abordaje y novedosos dentro del conjunto de temáticas tratadas por Echeverría. La peculiaridad de estos dos ensayos radica en que puede observarse cómo el pensamiento de Echeverría se hace aún más complejo, pues la presencia de los cuatro ethe de la modernidad capitalista (el clásico, el realista, el romántico y el barroco), deben pensarse ahora en convivencia, en tensión y —con excepción del ethos realista— en abierta subordinación al aparecimiento de esta americanización de la modernidad y blanqueamiento de las “formas naturales” de las identidades concretas.

La blanquitud que Echeverría aborda en este libro no se basa en un principio de identidad de orden racial, sino en una pseudoconcreción identitaria del nuevo homo capitalisticus. Bolívar Echeverría presenta la creación y fuerte empuje de esta nueva identidad artificial propiamente capitalista que, aunque recurre al rasgo étnico de la blancura, la blanquitud no sería una característica racial, sino sólo se trata de una blancura identitaria o civilizatoria. Se trata de una identidad de presencia puramente funcional; de un comportamiento que no sólo tiene que mostrar aquiescencia al capitalismo, sino también tiene que percibirse sensorialmente; tiene que verse en rasgos que expresen blancura, no sólo física: el lenguaje, por ejemplo.

En principio, la blanquitud podría convivir perfectamente con otros rasgos identitarios. Sin embargo, cuando el mensaje se torna un imperativo de funcionamiento capitalista, entonces se muestra represora de los demás rasgos identitarios. La valorización abstracta del valor, apunta a desaparecer las dimensiones identitarias que aún no han sido o que simplemente no pueden ser integradas en la valorización del valor. Por ello, esta nueva blanquitud también expone un nuevo programa genocida de aniquilación de identidades.

Así, son reprimidas las distintas “formas naturales” o rasgos cualitativos de los sujetos individuales o colectivos. Bolívar Echeverría explora una nueva forma de racismo, aparentemente más sutil pero que posee la capacidad de ser mucho más eficaz en sus alcances genocidas que los anteriores modos de racismo. Se trata de la blanquitud que, en esencia, trae consigo una metamorfosis de la discriminación racial. De modo tal que buena parte de los esfuerzos por eliminar el racismo —la mayoría de ellos bienintencionados—, serán ingenuos y algunos otros cínicos, pues, para Echeverría, el racismo y la discriminación seguirán existiendo, y se volverán algo normal, mientras exista el capitalismo.

Otro tema que resulta original en su abordaje es el tema de la americanización de la modernidad, pues la modernidad ha dejado de ser algo propiamente europeo y ha pasado a ser algo norteamericano. La occidentalización del mundo se ha reducido a una americanización. El tratamiento que da Echeverría a este tema es en realidad destacable.

Cuando se aborda este tema —quienes así lo han hecho—, inadvertidamente se tienden una trampa, pues no dejarán de exhibir sus propios prejuicios —a favor o generalmente en contra— de lo que se ha llamado “americanismo”. Desde hace tiempo, el tema ha sido tocado por varios autores más bien europeos —algunos de ellos reaccionarios y conservadores—, entre los que se puede destacar al filósofo alemán Martin Heidegger, quien, con la única intención de sobrevalorar lo que él concibe como la “preeminencia ontológica” del “pueblo alemán”, cree que el americanismo destruye el “espíritu” y “esencia originaria” de todo los “pueblos” del mundo. Pero Echeverría analiza este tema en completo distanciamiento de estas posturas.

En Echeverría no tenemos a un filósofo reaccionario. Por el contrario, es un filósofo abierto al cambio, a la transfiguración y trascendencia de las identidades. Sin embargo, para él, tales trasformaciones deben ser críticas, es decir, deben ser dialécticas por cuanto deben permitir el tránsito a una figura más perfecta de la existencia del ser humano, y no deben tener como objetivo la mutilación de sus cualidades.

Cuando Echeverría habla sobre el americanismo, sus ideas están lejos del mero prejuicio y de la tendencia reaccionaria o del conservadurismo identitario —propia de europeos y latinoamericanistas. Echeverría lo hace con una cierta objetividad —caso que tal cosa exista en realidad—. Los suyos no son juicios. Se basan, por el contrario, en toda una serie de investigaciones sobre aspectos de mestizaje cultural y, además, tienen como base los conceptos de “forma natural” y “forma de valor”, utilizados por Marx en su obra: El capital.

 

***

En la “Presentación” que Echeverría hace a este libro, destaca la problematización de lo que llama “confianza humanista”. ¿En qué reside esta confianza? Radica en creer que es imposible anular la pluralidad de versiones concretas de lo humano; en creer que “el mapa de la diversidad humana, de sus distintas identidades concretas, nunca perderá la infinita multiplicidad de su colorido” y que “no hay fuerza que pueda uniformar el panorama abigarrado de las identidades culturales”. Bolívar Echeverría somete a crítica esta “confianza humanista” porque piensa que el aparecimiento de este nuevo rasgo identitario, llamado blanquitud, puede poner en riesgo este plexo de identidades.

De algún modo, en Modernidad y blanquitud hay un momento de cierta “inflexión”. Se trata de algo que podría apreciarse como una auto-crítica —que no refutación— por la que pasa el propio Bolívar Echeverría, pues algunas de estas “confianzas humanistas” —y disculpen si me equivoco— son compartidas por él mismo.

El libro Definición de la cultura tal vez mostraría esta “confianza”. Se trata de un libro, cuyos temas fueron pensados por Echeverría hace ya 30 años. En ese libro, Bolívar Echeverría argumenta que por más higiene funcionalista que necesita la producción capitalista, ella no logra desparecer toda una dimensión cultural que hace que todos los procesos humanos se encuentren acompañados de comportamientos identitarios que resultan ser meta-funcionales para la valorización del valor, es decir, estos comportamientos meta-funcionales o incluso disfuncionales para el capital —en los que se incluyen los rasgos identitarios—, aun cuando no son necesarios para la producción, están siempre presentes y son imborrables.

Pero 30 años después, tal hipótesis parece que es puesta en cuestión —ello no podría ser de otro modo en un autor que piensa la evanescencia y el cambio en todo aquello que es humano—, pues el capitalismo tiene de su lado la generación de identidades culturales que son artificiales y que sirven al buen funcionamiento y valorización de las mercancías. En Modernidad y blanquitud, Echeverría ya no sostiene que estos comportamientos sean imborrables, sino que pueden ser sustituidos, en efecto, por la marcha incesante y destructiva del capital. Parece ser más poderosa esta identidad abstracta del capitalismo que todas las demás ardientes identidades concretas. ¿Qué pasa aquí?

Bolívar Echeverría problematiza esta confianza humanista y averigua el mecanismo de ese monstruo poderoso que es capaz de integrar las identidades que presentaban plena y decidida resistencia ante él. ¿Por qué es posible que sucumban estas identidades cuya concreción debería ser mucho más fuerte que la aparente fragilidad de los nuevos y fríos rasgos identitarios capitalistas?

¿Qué mecanismo actúa debajo de este proceso y siempre a favor del capitalismo? Quizá, lo que Echeverría nos advierte como una debilidad de la confianza humanista, es su fe en que no pueden ser destruidas estas identidades “profundas”. Sin embargo, lo que Echeverría nos advierte es que hay pruebas que indican que sí pueden ser borradas estas identidades. Si en Vuelta de siglo Bolívar Echeverría es un tanto “optimista” respecto del advenimiento de una modernidad pos-capitalista, en Modernidad y blanquitud nos muestra que, en el tránsito a esa otra modernidad, el ser humano puede perder mucho si no comienza a pensar estos problemas actuales o a preparar nuevas formas de captarlos, y en todo caso, a destruir el núcleo esencial de dónde provienen: el capitalismo.

En efecto, puede que advenga esa otra modernidad poscapitalista tan deseada, pero quizá cuando llegue sea demasiado tarde para el rescate de un sinnúmero de identidades naturales que habrían sido borradas de la historia; lo que de hecho significaría una irremediable o insustituible disminución cualitativa del conjunto de “formas naturales” del ser humano que se habrían perdido para siempre.

Así, Bolívar Echeverría no niega que lo distintivo del ser humano sea la persistente diferencia. Por el contrario, él sostiene:

Lo humano se juega en la afirmación de su diversidad, en la resistencia y el contraataque a la dinámica imparable de nuestra época [es decir la dinámica capitalista], la cual necesita consolidar a todos los humanos en una masa obediente, mientras más homogénea, más dócil a las exigencias del orden social actual y su sorda pero implacable voluntad de catástrofe.

Si bien se encuentran bien arraigados, debe reconocerse que todos los rasgos identitarios son susceptibles de modificación. Hecho éste que en principio sería una cualidad de apertura porque pueden poner en cuestión la subcodificación que esa identidad hace del código general de lo humano. Las formas identitarias son siempre dinámicas, no están ancladas a una forma dada. Por esto, para Echeverría, uno de los modos propios de existencia de la cultura es el mestizaje, en el cual un subcódigo de lo humano —una forma particular del ser humano—, involucra otros subcódigos culturales.

Sin embargo, Echeverría nos advierte que esta cualidad positiva en principio, puede también ser fácilmente refuncionalizada por la modernidad capitalista que pretende homogenizar esta diversidad.

Así, hay algunas anotaciones que podemos hacer:

Primera: Resulta insostenible el hecho de que las identidades culturales no se modifican.

Segunda: Tales identidades son siempre cambiantes.

Tercera: Dado que son susceptibles de modificación, reconozcamos que, en efecto, es posible la homogeneización de los rasgos identitarios.

Cuarta: A la homogeneización le es inherente la destrucción de otras identidades.

Quinta: Finalmente, no todo está perdido. Como escribe Bolívar Echeverría en estas páginas, recordando a Walter Benjamin: “el enemigo no ha dejado de vencer”, él sigue venciendo, pero no ha vencido de una vez y para siempre. La subsunción es un esfuerzo constantemente renovado y no un hecho consumado que hubiera acontecido alguna vez en el pasado y cuyos efectos perduran en el presente. La ilusión de la modernidad capitalista afirma que el valor capitalista ha ahogado y sustituido al valor de uso. Pero ello sigue siendo una ilusión.

Para Echeverría, el ser humano todavía está en posibilidades de reencauzar su historia. Aún es posible impedir que, como recuerda Echeverría a Marx: “la muerte se apropie de la vida”. Tal vez, insiste Echeverría, podamos aprender de la estrategia barroca, que afirma la vida incluso en medio de la muerte.

Es cierto que la presencia de la globalización establece un prototipo humano. Pero lo que en verdad sería lamentable de este homo capitalisticus, es que anula o impide una forma viva de la cultura y de las identidades culturales, las cuales sean siempre cambiantes y restituibles; amenaza el cultivo dialéctico de la pluralidad identitaria que se enriquece con el intercambio entre las distintas identidades, e impide la posibilidad de este enriquecimiento que se da con el mestizaje. El paradigma de la blancura impide esta reactualización y apunta a eliminar las distintas potencialidades identitarias.

Echeverría no acusa a alguien de llevar a cabo esta discriminación: no acusa al “hombre blanco”. En realidad, no hay una colectividad concreta que se encargue explícitamente de eliminar estas identidades. La peculiaridad del valor económico radica en su abstracción que bien podría operar sin una identidad concreta; un hecho que hasta ahora había resultado imposible.

La modernidad, su esencia potencial, hace posible “levantar nuevas formas de lo humano” y potenciar el intercambio dialéctico entre ellas. Lo trágico de esta modernidad reside en que, en su forma realmente existente, no ha desatado esa potencialidad y se propone, en cambio, reprimir todo aquello distinto o que le parece disfuncional. “Lo que observamos en la modernidad realmente existente es que esa posibilidad de revolucionamiento de las identidades, de mestizaje, y de creación de identidades nuevas, de nuevas formas para lo humano, se encuentra reprimida, obstaculizada y sistemáticamente eliminada por la forma capitalista de la modernidad”.1

Esto es algo que podrá encontrar el lector en estos textos; posibilidades innumerables de problematizar y cuestionar temas clave para pensar la época actual. Se trata de pensar estas nuevas dimensiones culturales y el desaparecimiento de rasgos identitarios a la luz de la vuelta de siglo y de un posible, pero muy ambivalente, tránsito civilizatorio.

 

Modernidad y blanquitud (2010) dentro de la obra de Bolívar Echeverría

Bolívar Echeverría es un pensador marxista latinoamericano que tiene la característica de que no desarrolla un marxismo regionalista, sino que su reflexión hunde sus raíces en el discurso crítico de Marx para realizar una crítica de la concreción histórica-cultural del capitalismo y desplegar una crítica radical a la modernidad capitalista en su conjunto. Puede decirse que el pensamiento de Echeverría se mueve en torno a cuatro ejes principales: 1) la profundización de la crítica de la economía política elaborada por Marx; 2) el desarrollo de una teoría crítica de la cultura en la que se integran tres vertientes de pensamiento: la antropológica, la filosófica y la semiótica; 3) la crítica de la modernidad capitalista, de la que se desprende la teoría del cuádruple ethos de la modernidad capitalista (el clásico, el romántico, el realista y el barroco); y 4) el desarrollo de la teoría del ethos barroco en América latina. Cada uno de estos ejes fue desarrollado en una etapa creativa específica, pero sin ser exclusivo de alguna de ellas, ya que el autor no abandona alguno de los temas para comenzar uno nuevo, sino que cada vez complejiza aún más su reflexión al integrar cada uno de estos ejes en la reflexión de los temas contemporáneos sobre la sociedad moderna, prueba de ello pueden ser sus dos últimos libros, Vuelta de siglo y Modernidad y blanquitud. De esta manera cada uno de los doce textos que componen el libro, Modernidad y blanquitud son producto de reflexiones que comenzaron al menos 30 años atrás y que fueron retrabajadas en los últimos años o que se desarrollaron a partir de su enfrentamiento con temas de un orden más bien coyuntural, este hecho sin embargo no hace que el libro pierda actualidad. No sin razón se trata de un libro descollante dentro de los publicados por el autor porque condensa varios momentos intelectuales, aun cuando ciertamente cada uno de sus libros posee una relevancia propia. En suma, Modernidad y blanquitud reúne ensayos cuya mayor parte de los textos fueron escritos entre 2005 y 2008; sólo dos fueron escritos en un momento diferente, uno en 1998 y otro en 2003. Razón por la cual los ensayos integran no sólo la última etapa creativa del autor sino también el momento más profundo de su reflexión, además de que su particular estilo ensayístico de escritura se torna más poderoso.

El pensamiento de Echeverría se caracterizaba por el esfuerzo de hacer que su pensamiento se correspondiera con el abordaje de las preocupaciones sociales de su tiempo, una pretensión que daba forma, coherencia y un tratamiento crítico a los problemas de la modernidad capitalista, los cuales generaban una inquietud generalizada que se expresaba de muchas maneras en la opinión pública. Se trataba de temas aparentemente alejados de las urgencias inmediatas de la vida cotidiana pero que conforman estructural e ineludiblemente la vida social moderna. Esta intención de incidir en la aclaración de problemas que no sólo eran de un orden filosófico-académico, sino también de orden público y social de la actualidad es lo que animaba la escritura de índole ensayística de Echeverría.

Los temas abordados en cada uno de los ensayos se remontan a una larga formación filosófica iniciada incansablemente en los años 60‟s y que se nutría de diferentes tradiciones, lo mismo tenía como base el discurso de Marx, desarrollado críticamente por Lukács, Bloch o Lefebvre, que las enseñanzas de la Teoría Crítica, en donde se ubicaban Horkheimer, Adorno, Marcuse o Benjamin, como también la antropología metafísica de un Heidegger o de un Sartre, y, finalmente, su discurso se nutría también de la literatura y del vasto territorio del arte del que era un conocedor profundo. Todos estos autores y una formación filosófica amplia y sistemática se mueven por debajo del libro Modernidad y blanquitud, un libro que, si bien fue concebido entre los años de 2005 y 2008, tiene su génesis en el estudio crítico de estas y de otras tradiciones de pensamiento a lo largo de casi cinco décadas de estudio.

Los ensayos que componen Modernidad y blanquitud fueron originados en distintos espacios de reflexión y con pretensiones de incidencia en un público diferente, lo que enriquece y diversifica aún más las discusiones que el libro contiene. Habría que decir que el libro se gestó entre 2005 y 2008 como producto de: 1) el desarrollo de su propia actividad intelectual que es afín a la teoría crítica y preocupada por los temas de su época; 2) su labor docente; 3) su participación como coordinador del Seminario de la Modernidad; y 4) la revisión de temas abordados anteriormente por él.

En primer lugar, es pertinente aclarar que una parte importante de los textos fueron gestados en el seno del Seminario Universitario “Modernidad: versiones y dimensiones”, un espacio de reflexión integrado por especialistas de diversas disciplinas y que forma parte de uno de los seminarios de la Universidad Nacional Autónoma de México. El Seminario de la Modernidad fue creado por la rectoría de la UNAM y su coordinación fue encargada a Echeverría, desde su creación en 2005 y hasta su muerte en 2010. Desde entonces y hasta hoy, el Seminario continúa activo y centra su trabajo en la reflexión sobre los temas en torno a la modernidad, haciéndolo desde distintos ángulos disciplinarios, a fin de dar un tratamiento explícito y sistemático al interés que la modernidad capitalista despierta en la opinión pública. Los textos que fueron escritos para ser presentados como parte de los trabajos del Seminario de la Modernidad son los siguientes: “Definición de la modernidad”, “Imágenes de la blanquitud”, “La modernidad “americana‟ (claves para su comprensión)”, “¿Dónde queda la „izquierda‟”? y “La modernidad y la anti- modernidad de los mexicanos”.

Además de su propia actividad filosófica, ligada a sus intereses intelectuales, es importe no olvidar su fructífera actividad docente que lo llevaría a alcanzar el rango de Profesor Emérito de la UNAM. Bolívar Echeverría fue profesor universitario por casi 40 años, tiempo durante el cual desarrolló actividades de investigación, difusión y traducción, actividades éstas que le propiciaban un espacio de reflexión que se vertía en la escritura de sus ensayos. La escritura de algunos textos de este libro, derivados directamente de su actividad docente, lo serían los ensayos “Acepciones de la Ilustración” y “Arte y utopía”, cuya redacción coincide con el tratamiento de esos temas en sus cursos universitarios, en los que la revisión de las obras de Horkheimer, Adorno y Benjamin se volvió recurrentes entre 2005 y 2010.

En lo que respecta a la génesis de cada uno de los ensayos que componen Modernidad y blanquitud puede decirse grosso modo lo siguiente:

El texto “Definición de la modernidad”, expone uno de los ejes fundamentales de reflexión de su autor, el tema de la caracterización y problematización de la modernidad. El año de redacción del texto es de 2005, sin embargo, cronológicamente, la gestación de la reflexión tiene sus raíces a finales de los años 80’s, cuando su autor publicó entre 1987 y 1989 dos versiones sobre el tema de la modernidad y el capitalismo. Pero será en 1994 cuando se publica el ensayo “Modernidad y capitalismo (15 Tesis)”, dentro del libro Las ilusiones de la modernidad. De esta manera, “Definición de la modernidad” resume y sintetiza una larga época de trabajo por alcanzar una comprensión de la modernidad y de lograr disociarla, pero también vincular su relación con el fenómeno del capitalismo.

En el texto “Renta tecnológica‟ y ‘devaluación’ de la naturaleza”, Echeverría vuelve al tratamiento de la obra de Marx para abordar el tema de la “renta de la tecnología” como una característica del capitalismo actual que deja atrás la “renta de la tierra”, de raigambre típicamente feudal, para dar paso a la supremacía de la tecnología moderna que posibilita la conquista de nuevos espacios tecnológicos y cibernéticos. La industria capitalista sustituyó así a la antigua naturaleza al inventar su propia “naturaleza”, una naturaleza nueva, artificial, propia de la época técnica. Las consecuencias de este proceso radican en que, por una parte, la actual modernidad experimenta una refeudalización económica que hace surgir a los nuevos señores feudales modernos, los señores dueños de la tecnología, y, por otra, en que, a partir del predominio de la “renta de la tecnología”, tiene lugar una devaluación de la naturaleza nunca antes vista, una depreciación tanto económica como cultural. Todo ello lleva a pensar a Echeverría que el capitalismo no extirpa la historia medieval, sino que la reconfigura; retrabaja sus estructuras económicas y, al otorgarles tecnologías modernas, las perfecciona funcionalmente pero también las convierte en verdaderas armas de destrucción.

La etapa de los años 2005 a 2010 se distingue también por desarrollar una reflexión crítica del ethos realista, particularmente para comprender lo que se conoce como “americanización” de la modernidad. Éste es el tema del ensayo “La modernidad americana”, en donde se estudia la concreción tanto histórica como cultural del capitalismo en Estados Unidos. Es importante advertir que Echeverría no trata el tema del “americanismo” desde una perspectiva idiosincrática, sino que observa las consecuencias que tiene la mercancía-capital sobre la identidad humana concretada en Norteamérica.

Por su parte, el texto “Imágenes de la blanquitud” es producto de una reflexión de índole aparentemente coyuntural y que tendría que ver con las formas del racismo moderno, expresado no sólo en el exterminio de judíos ejecutado por el nazismo, sino también con la sofisticación de la discriminación y del racismo del mundo actual, un mundo aparentemente más incluyente y que sin embargo su estructura misma tiene como base los fundamentalismos identitarios, al tiempo que tiene que formar una idea de identidad “blanca”, no biológica sino ética, a fin de hacer que los individuos se asimilen y se metabolicen con la “forma valor” capitalista. La reflexión de estos temas es, ciertamente, exclusiva de la última década de pensamiento de Bolívar Echeverría y tiene que ver con la necesidad de pensar las formas de discriminación de las sociedades actuales y que sin embargo la opinión pública no logra detectar. Estos temas fueron presentados por Echeverría en las sesiones del Seminario de la Modernidad y se volvieron muy importantes para él en sus últimos años de trabajo.

Una vertiente muy importante de la que se nutre la obra de Echeverría está conformada por la Teoría Crítica desarrolla por la Escuela de Frankfurt, una tradición de pensamiento de la que Echeverría es uno de los primeros introductores en México, hecho que queda patente en sus esfuerzos por traducir la obra de estos autores y que se remontan a los años 70‟s, cuando realiza traducciones al castellano de textos de Max Horkheimer y Walter Benjamin, especialmente éste último será toda una influencia ineludible en su obra, en sus cursos y conferencias desde aquella época. Todo ello se hace patente en el libro Modernidad y blanquitud, concretamente en dos de sus ensayos, “Acepciones de la Ilustración” y “Arte y utopía”, en el primero de estos dos aborda la obra Dialéctica de la ilustración de Horkheimer y Th. W. Adorno, mientras que en el segundo la de Walter Benjamin, de éste retoma la idea de un arte post-aurático que se encuentra contenida en sus ensayos estéticos. En suma, la escritura de los ensayos “Acepciones de la Ilustración” y “Arte y utopía” tiene su génesis en la obra de Echeverría en una afinidad por los autores de la Teoría Crítica que se remontaría a los inicios de su formación filosófica, desde los años 60‟s cuando él se formó en Berlín, y cuya revisión lo acompañará a lo largo de su vida intelectual, además de que esta tradición siempre fue una constante en sus cursos y formaba parte de la bibliografía básica para sus estudiantes. Producto de ello son estos dos ensayos a los que nos hemos referido y que se encuentran publicados en Modernidad y blanquitud.

Respecto del texto “Sartre a lo lejos”, puede decirse que, como el título del ensayo lo sugiere, se trata de una reexaminación de un autor que fue muy importante para los estudiantes que, como Echeverría, en los años 60‟s se formaron bajo la sombra de la influencia sartreana tanto en el terreno intelectual como en el político. De modo que Echeverría revisita en la primera década del siglo XXI a un autor fundamental para el ámbito intelectual de los años 60‟s del siglo XX. La influencia de Sartre en Echeverría le viene dada particularmente por una lectura acuciosa de libro Crítica de la razón dialéctica, libro a cuya lectura dedicó cursos enteros en los años 80‟s y que fue de suma importancia para él, en tanto que retoma la teoría de la escasez como medio de formación social, la cual será de suma relevancia para teoría de le escasez en la modernidad y para su comprensión crítica del marxismo. La influencia de Sartre y la intención de difundir en México el pensamiento de éste se verifica en los esfuerzos por traducir la obra del filósofo francés, en ensayos como “La larga noche del socialismo” (La cultura en México. Revista Siempre, México, 1971) y particularmente en el libro editado y traducido conjuntamente con Carlos Castro en 1969, titula Sartre, los intelectuales y la política (México, Siglo XXI, 1969).

El texto “Meditaciones sobre el barroquismo” es producto de una larga y polémica reflexión comenzada al menos 15 años atrás, momento en el que Echeverría investiga, junto con un amplio grupo de trabajo de carácter multidisciplinario, un comportamiento cultural recurrente entre las poblaciones iberoamericanas del siglo XVI y XVII denominado ethos barroco, el cual posee rasgos que expresan una predilección por el “valor de uso” de la vida, lo que lleva a estas poblaciones a presentar resistencias en la vida cotidiana en contra del proceso de expansión del capital. Como resultado de estas investigaciones Echeverría publicó en 1998 el libro La modernidad de lo barroco, un libro en el que a lo largo de sus 218 páginas se exponen las características de este comportamiento barroco, las cuales están sustentadas además en una documentación de índole historiográfica. De esta manera, las reflexiones que sustentan el ensayo “Meditaciones sobre el barroquismo”, publicado en Modernidad y blanquitud, tienen sus orígenes en las investigaciones comenzadas en 1993.

Los dos textos que tienen a México como tema específico son los dos últimos, a saber: “El 68 mexicano y su ciudad” y “La modernidad y la anti- modernidad de los mexicanos”. En el primero de éstos se analiza el movimiento estudiantil del 68 en su relación con los jóvenes, con la población de la Ciudad de México, así como con la traza urbana de la misma. El segundo de estos dos últimos textos cuestiona la “identidad del mexicano” al llevar a cabo una cartografía cultural de las distintas identidades sociales y culturales que se despliegan en el México contemporáneo, en donde lo mismo se encuentran actitudes afirmativas de la modernidad capitalista como también contestarías. En este texto se identifica la existencia de al menos cuatro Méxicos que entran en relación con la modernidad capitalista, en donde figuraría el México pro- capitalista, el “México profundo” o indigenista, el México barroco y, finalmente, el México abiertamente anti-capitalista.

Como se puede ver, las reflexiones que componen Modernidad y blanquitud forman parte de una larga trayectoria intelectual que se encontraban en su momento de perfeccionamiento y de reflexión más profundo. Por ello se trata de un libro rico en ideas, en el que se hace frente de la modernidad capitalista y se otorgan elementos para desarrolla una crítica a la modernidad eurocentrada.

 

Procedencia de los textos

1. Definición de la modernidad: El texto fue preparado para la exposición inaugural del Seminario Universitario “La Modernidad: versiones y dimensiones”, llevada a cabo el 7 de febrero de 2005. Fue publicado primeramente en el número 11 de la revista Contrahistorias. La otra mirada de Clio de agosto del 2008, bajo el título “Un concepto de modernidad”, y posteriormente fue publicado en 2009 como texto independiente en el primer número de la serie “Cuadernos del Seminario Modernidad: versiones y dimensiones”, bajo el título ¿Qué es la modernidad?

2. “Renta tecnológica” y “devaluación” de la naturaleza: El texto es la conferencia dictada en inglés por el autor en el Fernand Braudel Center de la Binghamton University el 4 de diciembre de 1998. La traducción es de Vianey Ramírez y Luis Arizmendi, publicada con el título “„Renta tecnológica‟ y capitalismo histórico”, en Mundo Siglo XXI, revista del Centro de Investigaciones Económicas, Administrativas y Sociale, Instituto Politécnico Nacional, México, No. 2, otoño de 2005.

3. Acepciones de la Ilustración: Publicado originalmente en Sophia, Revista de Filosofía, No. 1, Quito, Ecuador, 2007; y Contrahistorias. La otra mirada de Clio, No. 9, México, 2007.

4. Imágenes de la blanquitud : Publicado en Diego Lizarazo et al., Sociedades icónicas. Historia, ideología y cultura en la imagen, México, Siglo XXI, 2007.

5. La modernidad “americana” (claves para su comprensión): El texto es la conferencia dictada coloquio organizado por el Seminario Universitario “La Modernidad: versiones y dimensiones” en el mes de agosto de 2007 y fue publicado en el volumen que compiló Bolívar Echeverría que reunía los trabajos de dicho coloquio: La americanización de la modernidad, México, Ediciones ERA-UNAM, 2008.

6. De la Academia a la bohemia y más allá: Publicado en Theoria. Revista del Colegio de Filosofía, No. 19, Universidad Nacional Autónoma de México, 2009.

7. Arte y utopía: Una primera versión de este ensayo fue publicada como introducción al libro de Walter Benjamin, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, México, Itaca, 2003. La presente es una versión revisada y corregida por el autor.

8. Sartre a lo lejos: Este ensayo reúne a su vez dos contribuciones publicadas originalmente de forma separada: la primera proviene del texto titulado “El humanismo del existencialismo”, publicado en Diánoia, No. 57, noviembre, 2006; mientras que la segunda fue publicada con el título “Sartre y el marxismo” en la Revista de la Universidad de México, No. 19, septiembre de 2005.

9. ¿Dónde queda la “izquierda”?: El texto fue producto de una intervención (resumida) del autor de la sesión del 8 de mayo de 2006 en el Seminario Universitario “La Modernidad: versiones y dimensiones”.

10. Meditaciones sobre el barroquismo: El texto se compone de dos ensayos, “I. Alonso Quijano y los indios” y “II. El guadalupanismo y el ethos barroco en América”, los cuales formaron parte de una ponencia presentada en el coloquio Moving Worlds of the Baroque, University of Toronto, en Octubre del 2007. El primero de los ensayos se publicó primeramente en “Alonso Quijano y los indios”, Revista de la Universidad de México, No. 27, (mayo, 2006),

11. El 68 mexicano y su ciudad: El texto procede de la intervención del autor en la serie de conferencias sobre el movimiento estudiantil de 1968, organizada por el Centro Cultural Universitario Tlatelolco en 2008 para conmemorar los 40 años del movimiento.

12. La modernidad y la anti-modernidad de los mexicanos: Ponencia presentada en el coloquio “Modernidad y anti-modernidad en México”, organizado por el Seminario Universitario “La Modernidad: versiones y dimensiones”, Universidad Nacional Autónoma de México, 25 y 26 de agosto del 2008.

 

Referencias

Referencias
1 Bolívar Echeverría, Vuelta de siglo, México, Ediciones Era, 2006, p. 206.
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