Un libro que invita a conversar

[Publicado en: Sitio web del Seminario Universitario de la Modernidad: versiones y dimensiones, mayo de 2025.]

Un libro que invita a conversar

Isaac García Venegas

[Reseña de: International Research Group on Authoritarianism and Counter-Strategies and Kollektiv Orangotango (eds.), Beyond Molotovs - A Visual Handbook of Anti-Authoritarian Strategies. A Visual Handbook of Anti-Authoritarian Counter-Strategies, Transcritpt Verlag, Bielefeld 2024.]


En un mundo inmerso en su administración técnica, las estanterías de los libros, tanto virtuales como reales, muestran y ofertan pedacitos de la ingente montaña mágica del cómo: cómo vivir, cómo pensar, cómo leer, cómo tomar notas, cómo escribir, cómo sentir, cómo cocinar, cómo viajar, cómo enamorarse, cómo enfiestarse, cómo vestirse, cómo preparar la bebida correcta, cómo preguntarse sobre los cómo de la vida, cómo ser un ser humano, cómo deconstruirse, cómo no ser lo que se ha sido para ser como hoy en día hay que ser, etcétera. Si en esto hay algo delicado, no se debe tanto a la pregunta, sino que, la mayoría de las veces, se la formula dando por sentado aquello sobre lo cual se pregunta su cómo. Tal parece existe en enorme consenso sobre lo que las cosas son. Tal es el monstruoso rostro de esta administración técnica del mundo: ni disenso, ni desacuerdo, puro acuerdo, incluso cuando se conversa.

Extraña manía esa de pretender acuerdo cuando se conversa. La conversación, si genuina, lleva a lugares inesperados, escabrosos derroteros, paisajes incluso bizarros, pero jamás al acuerdo, a la negociación, a la coincidencia ventajosa. Mucho mal le ha hecho concebirla desde lo mercantil. Se sabe que todo lenguaje pertenece a un mundo. De aquí que ese modo de concebirla comprometa con ese mundo cosificado que, a través de sus palabras dominantes, no pierde instante en reproducirse con el fin de ser habitado cada vez más mecánicamente: el bienestar supremo del consenso que se valida en su consumo masivo.

Conversar no tiene nada que ver con hacer una transacción ni con el mercado, sino más bien con el andar por un desierto irregular para allí crear un vergel impensado. Por eso mismo requiere arrojo, improvisación y sagacidad. Lejos de la colonización, del asentamiento, del escaparate, pretende el viaje, el desplazamiento admirativo por esos lugares que a golpe de palabra aparecen y desaparecen. Se trata de la creación humana, no la divina. Más que del lado de la política (el disque arte de ponerse de acuerdo), ella está del lado de lo político: la invención de uno y del otro y de los otros en el instante de desparramar las palabras que la crean. No es que a través de la conversación uno se reconozca en el otro (aunque eso pueda suceder), sino que uno se reconoce en el mutuo despliegue de esfuerzo, ingenio y silencio que se vierte en ella. Eso es lo que nos vuelve iguales con esos otros con los que conversamos. En ese despliegue está su riqueza. Por eso la buscamos, por eso la pretendemos, deseamos enriquecernos con ella.

Cada uno conversa desde donde puede, pocas veces desde donde quiere. Los hay que han logrado, a saber cómo, hacerlo desde donde quieren. Sea como fuere, lo más evidente es que el otro y los otros, afortunadamente, no-son-como-uno, y precisamente por eso vale la pena conversar. Allí están los tesoros dejados de lado por la perspectiva mercantil de la conversación. El intercambio para el acuerdo en realidad empobrece porque sacrifica, arrea, induce: abona y sanciona cegueras y sorderas. La conversación que importa es un estallido, un paisaje, un devenir sin fin. Tal vez por eso tiene un halo de poesía, de pródiga inutilidad utilitaria. En un mundo como el nuestro, conversar no es resistir solamente, sino preservar lo humano sobre el objeto que estamos siendo cada vez más. Conversar no es un refugio, es la posibilidad de mundo.

Esto, pienso, es la joya que este libro, Beyond Molotovs1, nos obsequia. Lo que aquí se narra, lo que aquí se prodiga, lo que aquí se intuye, es una bella muestra de la conversación. ¿En esto hay posibilidades de mundo? Muchas. Porque lo que los autoritarismos niegan, de hecho y de jure, es la palabra, la consideran peligrosa: se la deja nomás un poquito, y se torna marea disidente. Pero su peligro real consiste en todos los mundos que abre, a veces efímeros, a veces no, pero allí está lo que importa, lo que tercamente dinamita la palabra autoritaria, el acto autoritario, el programa autoritario, su obligar un acuerdo, su exigirlo, para, de ser necesario, “negociarlo”. Desde la conversación, el autoritarismo revela su rostro oculto: la homogeneidad cosificadora que nos quiere muertos, sin palabra, sin imaginación, sin alegrarse creativamente de que el otro-no-sea-como-uno, y es que, con ellas se sueña, se imagina, se crea las posibilidades de otro mundo. Gracias, muchas gracias, por este libro, a sus protagonistas, a sus compiladores, a sus editores. En sus páginas volví a respirar, límpido, el liberador aire de la conversación.

Notas


^ 1.  El lector, la lectora interesadxs puedes acceder al libro en el siguiente enlace: International Research Group on Authoritarianism and Counter-Strategies and Kollektiv Orangotango (eds.), Beyond Molotovs - A Visual Handbook of Anti-Authoritarian Strategies. A Visual Handbook of Anti-Authoritarian Counter-Strategies, Transcritpt Verlag, Bielefeld 2024.

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