[Reseña de: Crescenciano Grave, Walter Benjamin. Una constelación crítica de la modernidad, Cuadernos del Seminario de la Modernidad 17, México, UNAM, 2019.]

Aprender a leer las estrellas

Notas sobre Walter Benjamin. Una constelación crítica de la modernidad (Cuaderno SUM 17) de Crescenciano Grave

Sonia Rangel

a la que habría que agradecerle derrochando

la existencia en el pensamiento es una tarea

que, si aún cabe en las actuales condiciones

del mundo, designa la figura del filósofo.

Crescenciano Grave

Walter Benjamin. Una constelación de crítica de la modernidad (2019) de Crescenciano Grave, número 17 de la Serie de Cuadernos del Seminario de la Modernidad: versiones y dimensiones, es un ensayo que presenta una nueva lectura de la obra de Benjamin. El autor crea un cosmos filosófico en el que se articulan seis conceptos que operan como constelaciones que, en su brillo intermitente, arrojan luz en la comprensión de la modernidad y que sirven de título a los capítulos del libro: “La iluminación profana”, “El lenguaje de la catástrofe”, “La decadencia del aura”, “La política del arte”, “La imagen dialéctica”, “El mundo administrado y el pantano”. Grave traza un mapa estelar, cuya lectura es una suerte de viaje a las estrellas en el que cada punto de parada supone la inmersión y exploración de un aspecto del cosmos benjaminiano, al tiempo que cada punto ilumina todo lo demás.

Para Grave, la iluminación es una forma de embriaguez que acontece en la escritura y la lectura. En este sentido, la técnica de la escritura es revolucionaria y crítica en cuanto da lugar a un estilo. En esta línea, el autor apunta: “El ensayo filosófico es una constelación de imágenes y conceptos en combate cuyas lanzas no sólo arremeten contra las ideas ajenas, sino que el conflicto lo teje la reflexión, sobre todo, entre las ideas propias acogiendo la paradoja en su escritura”. (¹)

La técnica de escritura, como posteriormente sucederá con el cine, es un ejercicio de montaje que libera la potencia de la interrupción a través de la cita. En la segunda constelación, “El lenguaje de la catástrofe”, Grave recupera la preocupación de Benjamin por la existencia de un lenguaje puro, ligada a la fascinación del filósofo alemán por la obra de Baudelaire. Éste aparece como uno de los primeros críticos de la modernidad a la vez que encuentra en el trabajo poético-artístico la potencia de heroizar el presente: “La paradoja de la metafísica del lenguaje puro radica en que la verdad de éste está irremisiblemente perdida y, sin embargo, puede ser continuamente reanimada desde la composición poética de los veneros históricos del devenir de las lenguas”. (²)

De esta manera, la tarea del artista deviene acto de resistencia en la creación de formas subversivas que impugnan el orden del mundo y la precariedad de la existencia. En el acto poético del arte y el pensamiento, acontecen y se escuchan los ecos del lenguaje originario: “El lenguaje de la catástrofe moderna deviene y simboliza en su forma el lenguaje verdadero. Esta tensión es la que acentúa Benjamin destruyendo las ilusiones del progreso e iluminándolas al unísono para descubrir lo que se oculta en ellas: a pesar de lo perdido, cierto saber pervive en la obra cuya lectura posibilita descifrar las formas actuales de la catástrofe”. (³)

En un tejido interestelar, Grave conecta las constelaciones tres y cuatro, “La decadencia del aura” y “La política del arte”, explorando las tesis de La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica (1935) en una tensión entre mimesis y reproductibilidad. Recupera el sentido crítico del cine y la fotografía y, dado que a partir del surgimiento de estas nuevas formas del arte se modificaron la creación, la exhibición y la recepción, se hace urgente la creación de nuevos conceptos para pensar el arte y la experiencia estética. Al mismo tiempo, el arte de la reproductibilidad –fotografía, cine y música– nos obliga a repensar nuestra relación con la técnica. Grave, al igual que Benjamin, en una lectura crítica de la reproductibilidad, apunta las posibilidades emancipadoras de estas nuevas formas del arte, a la vez que señala el peligro de enajenación, mismo que, al volverse hegemónico como industria cultural, parece, por momentos, haber sofocado la potencia crítica del cine y la música. En este sentido, existe una tensión entre la decadencia del aura y la política del arte: “La política del arte no es sumisión de ninguna especie ante un dominio oficial de cualquier tipo; el arte tiene su propio poder en la afirmación de la vida en aquellas formas que posibilitan que ambas –arte y vida– se transfiguren”. (⁴)

El fulgor de la quinta constelación, “La imagen dialéctica de la historia”, en una relectura a las Tesis sobre la historia (1940) de Benjamin, Grave señala el dialogo que éstas mantienen con Schopenhauer y Nietzsche. Así, del primero aparece la comprensión de la historia como repetición, mientras que los conceptos de olvido, instante y redención, de cuño nietzscheano, se insertan como estrellas luminosas en la constelación de la imagen-dialéctica. De manera que: “La imagen dialéctica libera las potencias del instante en el que se detiene el presente y se alumbra el pasado de tal modo que, desde su constelación, le imprime a la historia el sello de la afirmación creadora contra las fuerzas de traer los sueños abolidos de antaño a su cita con el tiempo del ahora”. (⁵)

En el “El mundo administrado y el pantano”, última constelación, Grave traza un panorama de la importancia de la crítica literaria en la obra de Benjamin y su particular interés por la lectura de Kafka, quien piensa la modernidad como la época de lo sagrado degradado y de la desintegración de la sabiduría. Al respecto Grave apunta: “Desintegrada, pero no anulada, la sabiduría permanece en sus ruinas como una potente desviación de fuerzas que, en medio de la catástrofe, parecen aplastar con su fatalidad a la existencia”. (⁶)

En medio de esta modernidad administrada, Walter Benjamin. Una constelación crítica de la modernidad es una guía para aprender a leer las estrellas, cuya luz ilumina el pantano.